Voy
a meterme en una camisa de más de once varas. Voy a contestarle al querido
Gustavo Noriega, personaje que descubrí hace tiempo en la radio y a quien
admiro y respeto por sobre todas las cosas.
Muchas
veces estuve de acuerdo con sus posturas en distintos temas, otras tantas en
total desacuerdo. Pero aún en el mayor de los disensos, siempre voy a
escucharlo/leerlo, porque hay algo que lo caracteriza, su claridad a la hora de
expresarse, y eso es algo que siempre busco en la gente.
Dije
que voy a meterme en una enorme camisa de decenas de varas, porque es evidente
que no voy a estar a la altura de su intelectualidad, y porque voy a tratar de
refutar algunas de sus opiniones. Y no sé qué saldrá de aquí… de frente tengo a
un enorme pensador.
El
miércoles 27 de diciembre de 2017, publicó en su columna de opinión en el
diario La Nación, un excelente artículo sobre la necesidad de una izquierda
argentina más moderada y democrática.
{Link al artículo: http://www.lanacion.com.ar/2095601-falta-una-izquierda-democratica}
{Link al artículo: http://www.lanacion.com.ar/2095601-falta-una-izquierda-democratica}
Como
dije al principio, su claridad es una de sus principales características, y esa
claridad en su opinión hace que al sentirme contrario a algunas de sus
expresiones, me atreva a contestarle. De otro modo, si fuera un kamikaze de las
palabras, como los hay a baldazos, ni me preocuparía en refutarlo.
En
los primeros párrafos hace una perfecta radiografía de la izquierda argenta, en
estos tiempos convulsionados. De su influencia y de la responsabilidad (o
irresponsabilidad… lo dejo a su criterio) de sus actuales dirigentes, en
especial el diputado Nicolás Del Caño. Nada para decir… todo correcto.
Coincidencia total.
Más
adelante, comienza a desarrollar su argumento sobre lo que la “Argentinean
left” debería hacer.
Dice Gustavo: “…imponer temas de su agenda”.
Habiendo
estudiado todo lo hecho por la izquierda, en su enorme abanico de variantes, a
lo largo de la historia y viviendo en carne propia, o al menos siendo
contemporáneo de sus grandes “hazañas” últimas, ruego a lo que sea que haya
allá arriba, que esa agenda se llene de telarañas y quede guardada en algún
estante de algún museo.
No
con el ánimo de censura, ni nada parecido. Mi ideal Liberal-Libertario, mi
profunda simpatía con las ideas de la Escuela Austriaca y mi condición de
Anarcocapitalista, me impiden siquiera pensar en cuestiones tan atroces como la
censura y la proscripción. Lo que intento expresar es que este mundo (y en
especial nuestro vapuleado país) necesitan en este momento que se abran otras
agendas.
Ojo…
mucho cuidado con confundir. Tampoco quisiera agendas que se agarran con la
otra mano… Con esa derecha igual de nefasta. Con un punto extremo que coincide
con el extremo de la izquierda. Porque según mi propio análisis del espectro
ideológico, mientras más nos alejamos por izquierda o por derecha, más nos
acercamos a un punto común: el Totalitarismo sangriento.
Luego
el gran periodista y crítico, @Gus_Noriega, según su nombre “tuitero”, expone
una serie de problemáticas en los que cree que la izquierda criolla debe
meterse, con su “agenda”, a discutir y a poner esa discusión a la vista de
todos.
Algunos
de esos problemas son ciertos, reales y hasta dramáticos. Y coincido que hay
que atenderlos. Pero no desde la “sensibilidad zurda”.
El
primero que toca es el eternamente polémico tema del aborto. Creo que hay otras
filosofías más razonables para encarar esta temática.
La izquierda apoya al
alienado feminismo de tercera ola, insuflado de violencia por el llamado
“Marxismo cultural”, que lejos de querer defender los derechos de las mujeres,
solo busca el caos. Sus hordas de "zombies en tetas" así lo demuestran.
Tengo
una posición expectante sobre el tema, espero la confirmación definitiva del
momento en que se inicia la vida dentro del vientre materno, que solo puede
dármela la ciencia. A partir de ese momento “a confirmar”, todo ataque al niño
que está desarrollándose lo consideraré un asesinato. Una violación a uno de los
únicos tres derechos individuales y naturales: La vida.
No
estoy a favor de las posturas conservadoras, derechistas, católicas y otras
yerbas; obviamente, tampoco los estoy de las ignorantes aseveraciones de izquierdistas que,
como dije, solo buscan el caos. Estoy comenzando a revisar una tercera
posición, difundida por el economista y teórico del Ancap, Walter Block: el
eviccionismo. No quiero ahondar en esta corriente pues aún no me he interiorizado demasiado sobre ella, pero me parece interesante y razonable.
En fin, estoy en contra del aborto irrestricto y mucho más en contra de que los ciudadanos (a través de los impuestos) debamos correr con los gastos que genera la irresponsabilidad de algunas personas. Puede que diga “sí al aborto” un día, pero que se haga cargo quien quiera abortar.
En fin, estoy en contra del aborto irrestricto y mucho más en contra de que los ciudadanos (a través de los impuestos) debamos correr con los gastos que genera la irresponsabilidad de algunas personas. Puede que diga “sí al aborto” un día, pero que se haga cargo quien quiera abortar.
Luego
Gustavo se pregunta: “¿quién si no la izquierda puede llevar adelante un
programa de integración con los habitantes de las islas Malvinas?”. Mi
respuesta es simple: el Libre comercio. Y al decir libre comercio, no me
refiero solo a la entrada y salida de mercancías. Cuando hay libertad, la
cultura, las relaciones humanas, absolutamente todo cambia. Y siempre cambia
para bien.
Es inevitable recordar la frase de Frédéric Bastiat (algunos se la
atribuyen a él): "Si los bienes no cruzan las fronteras, lo harán los
soldados."
Sigue
luego con “Ni que hablar de los derechos humanos: no va a ser ningún partido
conservador o de derecha el que se ocupe de las condiciones de vida de los
presos, de la generalización de las prisiones preventivas, de las situaciones
que enfrentan en la Justicia los más desposeídos.”
La
izquierda ha dado hartas muestras de no respetar los derechos humanos. Y no me
voy a los millones y millones de personas muertas por el comunismo y sus variantes. Pienso en un estado intervencionista al extremo, como el que busca siempre la
izquierda, y descubro en cuestión de segundos que la vida, la libertad y la
propiedad (los únicos derechos humanos válidos como bases de todos los demás),
son institucionalmente atacados. Cuando la propiedad es “expropiada”, la
libertad se ve acotada. Cuando la libertad más se retrae, más peligra la vida.
Por más buenas intenciones con las que un izquierdista llegue al poder, tarde o temprano los derechos naturales del individuo son cercenados.
Por más buenas intenciones con las que un izquierdista llegue al poder, tarde o temprano los derechos naturales del individuo son cercenados.
Toca
luego el tema de la educación. Nada debe ni puede hacer la izquierda para
mejorar la situación educativa del país. Está en crisis y es culpa de todos,
incluida la izquierda. La educación pública fue valiosa en un momento en que
nos debatíamos entre “civilización o barbarie” (aunque a algunos les moleste
esta frase y su autor). Pero estamos ante un mundo totalmente distinto. Ningún
tipo de adoctrinamiento, como el del socialismo (en cualquier parte del mundo
donde parte crucial de sus regímenes es la educación), o en nuestro caso, los
adoctrinamientos peronistas (puros o kirchneristas), pueden hacer nada.
La
educación está en manos de los individuos y sus entornos (la familia). Hay
cientos de opciones para educarse hoy en día y no sé qué otras formas surgirán
en el futuro. Creo yo que estamos presenciando los últimos días de la educación
tal y como la conocemos. Y la izquierda ha demostrado estar a años luz de lo
que el mundo actual propone.
El
tema que toca luego, “la automatización”, es un problema inexistente. La famosa
“Falacia Ludita”. La historia, sobre todo la reciente, ha demostrado que luego
de todo avance tecnológico, viene un aumento exponencial de nuevos empleos.
Cuando una máquina reemplaza a todos o casi todos los humanos que hacían determinada
tarea, suceden varias cosas: ese capital humano queda disponible para otros
sectores productivos existentes y para sectores productivos que se crearán
luego. Cuando un empresario decide avanzar tecnológicamente, una de las
primeras consecuencias es un descenso de los precios de los productos. Cuando
los autos eran hechos a mano, solo unos pocos privilegiados tenían acceso a esa
tecnología. Luego de H. Ford y de toda la evolución de la industria automotriz,
los vehículos llegaron a casi todos los niveles de la sociedad, siendo hoy en
día desde artículos de lujo hasta herramientas de trabajo de los obreros de las
“nuevas” profesiones que nacieron con la popularización de los autos.
Ante
la pregunta de quién se haría cargo de los problemas de la automatización, hay
una sola respuesta: El mismo Capitalismo.
¿Cuántos
quedaron desplazados por las computadoras? ¿Cuánta gente trabaja directa o
indirectamente, gracias a la informática y todos sus progresos? ¿Qué hubiera
pasado si un ludita del Siglo XX, se hubiera opuesto y hubiera triunfado en
detener el surgimiento de las computadoras? Gracias a Bill y Steve eso no
sucedió.
Finalmente
Gustavo cierra la nota, con un párrafo con el cual coincido bastante, sobre
todo en eso de que la izquierda debe renunciar a revoluciones absurdas e
imposibles. Qué la izquierda debe democratizarse, estoy de acuerdo. De que haya
necesidad de una izquierda (democrática o no), no estoy tan seguro.
No encuentro en ningún ámbito de la sociedad actual y futura, un lugar en que las doctrinas y los métodos de la izquierda sirvan para algo. Quizás para contrarrestar los embates de sus primos de la derecha o la tibieza del centro socialdemócrata. Pero en concreto, no le veo ninguna utilidad al socialismo dentro de este nuevo mundo. Todo el progreso que aún nos queda por llevar a cabo está en nuestras manos y en nuestras mentes. En la voluntad y la fortaleza de cada individuo. Hay un futuro maravilloso por delante, está en nosotros mismos llegar a él.
¿La
vía? “Capitalismo, ahorro y trabajo durU” exclama siempre el genial profesor
gallego Miguel Anxo Bastos.
Gracias
Gustavo querido por permitirme el debate, sigo admirándote como siempre. Mis
más cordiales saludos y esperemos pronto ver una Argentina próspera y justa.
Abrazos.
Gastón
“El Tucu” Gardella.
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